Los disfraces esconden múltiples
ventajas para los niños y también para sus padres. En todas las épocas, no solo
en carnaval o Halloween, han sido un juguete muy especial, sin embargo, con los
años, estos se han ido relegando exclusivamente a las fechas de dichas festividades. Pero no por ello debemos olvidar que, disfrazados, los niños crecen
imaginando mundos y desarrollando su capacidad simbólica. De hecho, el disfraz es
recomendado por especialistas como juguete pedagógico. La creatividad que se
desarrolla con él fomenta unos valores que otro tipo de juguete no puede
aportar.
Debemos saber que el disfraz es un
valioso instrumento para transmitir conocimientos, información y normas a
los niños. Desde el punto de vista social, el juego con disfraces estimula
la interacción y amplía nuevas formas de comunicación. En este caso, el juego
con disfraces estimula la interacción y genera nuevas formas de comunicación
entre los más pequeños. Vamos a ver, pues, qué valores aporta a nuestros hijos
e hijas.
Valor pedagógico:
Cada vez que un niño se
disfraza está adquiriendo, sin darse cuenta, una serie de
conocimientos, imprescindibles para la vida adulta. Enfundados en su
disfraz, los niños ponen en marcha su capacidad para imaginar, introducir
normas sociales o interpretar el rol de otro personaje, entre muchas otras
cualidades. Por lo tanto, el juego con disfraces promueve la cooperación entre
iguales, la identificación con el modelo adulto y el descubrimiento de la vida
social adulta y sus reglas.
Valor emocional:
Los disfraces son excelentes
promotores de experiencias, emociones y fantasías. El disfraz contribuye al
desarrollo de la identidad y de la conciencia personal, favoreciendo el autocontrol
y la imagen del yo como individuo. Incluso los más tímidos, una vez disfrazados,
se relacionarán con otros niños inventando juegos e historias en relación con
sus respectivos disfraces, creando nuevos lazos afectivos con los demás y
olvidándose de la vergüenza. Hay algunos pediatras, inclusive, que utilizan en
sus terapias divertidos juegos de disfraces y recomiendan a los padres que
jueguen con ellos.
Valor físico:
Los disfraces son ideales para
estimular la memoria y la coordinación psicomotriz de los niños, pues invitan a
estos a moverse por el espacio imitando el personaje que recrea su disfraz.
Como padres, debéis tener en cuenta que cada vez que vuestros hijos se
disfrazan estimulan, sin darse ni cuenta, su atención, la memoria y su capacidad
de concentración.
Valor artístico:
Como el disfraz es una rica fuente de
aprendizaje, permite el desarrollo del pensamiento abstracto y del lenguaje, estimulando
la imaginación, la creatividad… y favoreciendo la sociabilización. Asimismo, mediante la
imitación de aquellos personajes de los que van disfrazados, potenciarán sus
habilidades de dramatización y fomentarán la expresión artística. Es por ello
que es tan importante que participemos en las fiestas de disfraces en compañía
de familiares, amigos y compañeros de clase.
Y recuerda que no es necesario
esperar a carnaval para disfrazarse y que el juego con disfraces cumple
una importante labor pedagógica en los ámbitos social, afectivo-emocional,
cognitivo y psicomotor de nuestros peques.
Fuentes:
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