El juego es una de las
actividades más arraigadas a la vida de los niños desde su nacimiento. Además,
el hecho de jugar tiene un papel fundamental en su crecimiento y desarrollo,
pues no solo se trata de divertirse, sino también de relacionarse con los
demás, compartir, estimular la imaginación, etc. Pero no solo los niños
juegan, cada vez son más los adultos que compran juguetes para su uso personal:
los conocidos como “Kidults”.
Según señalan los datos de la empresa
NPD Group, en 2017, el mercado de juguetes creció un 2%, mientras que el de los
“Kidults” lo hizo a un ritmo casi tres veces superior. En ese año, los adultos
del Reino Unido gastaron 383 millones de libras en juguetes para ellos mismos, y
este segmento ya supone el 11% del total del mercado juguetero. Este
grueso del mercado “Kidult” lo forman los denominados “Millennials”, adultos
entre 18 y 34 años, que representan el 61% del mercado, seguido por los adultos
de la Generación X (35-54 años), con el 28% y los “Boomers” (más de 55 años),
que representan el 11% del total. Dentro de los “Millennials”, el 62% del gasto
en juguetes para adultos es de padres jóvenes, mientras que el 38% restante es
de jóvenes adultos que todavía no son padres pero que son fans de la cultura
pop, y lo expresan comprando juguetes. Las categorías donde los adultos gastan
más dinero para ellos mismos son ‘Juegos y Puzzles’ (19%), ‘Construcciones’
(15%), ‘Figuras de acción’ (12%) y ‘Muñecas’ (11%). En cuanto a los productos
más buscados, encabezan la lista las categorías de Juegos de mesa y Puzles,
seguidos de Figuras de Acción y Vehículos. Y respecto a las marcas, las
preferidas son Star Wars, Lego, Marvel, Funko Pop!, Playmobil y Harry Potter.
La experta en educación y
comunicación a través del juego, Imma Marín, por su parte, analiza por qué
es importante el juego para las personas, y destaca que el ser humano es el
único que juega toda la vida, a diferencia de los animales, que suelen hacerlo
en sus etapas de formación. Según ella, jugar consiste en hacer algo
por el simple placer de hacerlo, libremente y sin esperar nada a cambio. Significa
un elemento fundamental en el desarrollo de las personas. Marín, defiende también que,
desde el nacimiento, el ser humano es una fuente inagotable de actividad y el
juego es la principal actividad infantil: un impulso vital que nos empuja ya
desde la infancia a explorar el mundo. No está de más saber que, en los más pequeños, el
juego:
- Fomenta la creatividad: brinda la
oportunidad de dejar volar la imaginación, crear mundos de fantasía, explorar
nuevas posibilidades, pensar de forma innovadora… y, a su vez, les ayuda a
conocerse mejor a ellos mismos.
- Desarrolla habilidades físicas: el
juego es fundamental para el desarrollo físico de los niños. Les ayuda a
perfeccionar su coordinación, equilibrio, habilidades de motricidad gruesa (como
gatear o caminar) y habilidades motrices finas (como recoger objetos).
- Expresa y procesa emociones: mediante
el juego, los niños expresan su visión del mundo. A través de la imaginación
coinciden con su estado emocional; aprenden a expresar y regular sentimientos
como el miedo, la frustración, la ira… y a sobrellevar sus emociones mientras
representan una situación que controlan. A su vez, es una oportunidad para que
practiquen la empatía y la comprensión.
- Mejora las habilidades sociales:
fomenta las relaciones de los niños, que aprenden a crear y mantener amistades.
El juego les anima a comunicarse con otros, ya sea con lenguajes secretos,
instrucciones, debates, retos en equipo, resolución de conflictos…
- Mejora las habilidades cognitivas: desde
el nacimiento hasta la edad de tres años, el cerebro de los niños se desarrolla
a un ritmo más rápido que en cualquier otro momento de sus vidas. Lo cual
resulta un momento idóneo para aprender y comprender realmente las habilidades motoras y cognitivas, como prestar atención, razonar, recordar cosas que han aprendido o experimentado.
- Posee habilidades de comunicación:
jugando con otros, los niños aprenden el arte de la comunicación. Pueden entablar
y mantener conversaciones. Esto los convierte en seres más sociales y con mejor
vocabulario. Reconocerán mejor, tanto el lenguaje verbal como el no verbal, las
expresiones faciales y el lenguaje corporal.
No hay dudas, entonces, de que jugar
es beneficioso para nuestra salud (física y mental) y para el desarrollo
personal. A cualquier edad, el juego es una fuente de placer, alegría y
satisfacción, y, sobre todo en los niños, incentiva la creatividad, la
expresión de emociones, la actividad física y el desarrollo de habilidades
cognitivas, sociales y comunicativas. En definitiva, las actividades lúdicas
son imprescindibles para el crecimiento de todo ser humano, y, como hemos
visto, son una herramienta de aprendizaje para niños y niñas. Por eso los
expertos insisten en que, tanto el niño como el adulto que juega, son personas sanas, y de ahí que se reconozca el juego como un derecho de los más
pequeños y, al mismo tiempo, como una necesidad para los adultos.
Fuentes:
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