El sol es beneficioso y necesario para que los
niños estimulen la síntesis de vitamina D, favorece la circulación sanguínea y
actúa en el tratamiento de algunos problemas de la piel. Pero es importante
saber dónde está el límite. Los bebés y niños pequeños son los más vulnerables
a los efectos del calor intenso. Su piel es más delicada que la de un
adulto y una sobre-exposición puede ocasionarles patologías en la
piel y problemas de salud como gastroenteritis, quemaduras, deshidratación, golpes de
calor, insolación,
agotamiento… A continuación os
dejamos con las más comunes y os damos algunos consejos sobre cómo prevenirlas
y combatirlas.