miércoles, 12 de diciembre de 2018

¿De dónde proviene la tradición de "hacer cagar al Tió"?


¿Qué es el Tió?

Una de las tradiciones navideñas más conocidas en Cataluña, y de origen pagano, es la de "hacer cagar al Tió": un tronco de árbol con cara, nariz roja y barretina, que deja regalos debajo de la manta con la que se le cubre. Durante los días previos al solsticio de invierno, los más pequeños de la casa le van dando de comer, cuanto más mejor, porque así el Tió será más generoso. Para que el tronco “cague” regalos, los niños lo golpean con un palo mientras cantan la canción del "caga Tió" típica de cada región.



Este ritual suele hacerse el día de Navidad, o en Nochebuena, dependiendo de cada hogar. Posteriormente, al terminar de cantar y dar bastonazos, los críos levantan la manta y aparecen los regalos que ha "cagado" el Tió (tradicionalmente dulces, barquillos, turrón…).

Orígenes del Tió.

El Tió de Navidad, originariamente, no tenía cara ni barretina, y se quemaba en la chimenea. Este acto servía para celebrar rituales en memoria de los antepasados, y el humo de la chimenea representaba una vía de comunicación ancestral. El tronco, al arder, regalaba calor, luz y, simbólicamente, todo lo necesario para la celebración. De ahí proviene su nombre precisamente, del tizón, en latín titio, que quedaba una vez quemado el tronco. Lo de apalear al Tió, por otro lado, podría tener su origen en un antiguo ritual para hacer despertar a la naturaleza el día del solsticio de invierno.

Evolución del Tió.

Con la llegada del cristianismo desaparece el culto a los antepasados, y la tradición de "hacer cagar al Tió" evoluciona y se convierte en una fiesta infantil de Navidad que la escuela, transformada en el centro de difusión de las tradiciones populares, difunde. Es entonces cuando el Tió se humaniza, con la cara pintada y las patas, y lo que era un acto íntimo y familiar, se convierte en popular.

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